María Zuil, autora de 'La mitad que sangra': "A nivel social la menstruación todavía se ve como algo sucio o de lo que avergonzarse"

Charlamos con una de la autora del libro 'La mitad que sangra' y con Eugenia Mindurry, responsable y portavoz de Cyclo, sobre el tabú que sigue siendo la regla hoy en día
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La sangre es un líquido del que estamos rodeados en nuestro día a día. La vemos cuando nos hacemos una herida, en múltiples ficciones, en cuadros, fotos y un largo etcétera de momentos más. Para más inri, en nuestro cuerpo cargamos entre 4,5 y 6 litros de ella. Está tan naturalizada que, excepto para los hematofóbicos, es un elemento más de nuestra rutina.
Sin embargo, hay una sangre que sigue siendo un tabú en pleno 2025: la de la menstruación. Tanto es así que hay múltiples eufemismos para referirse a ella, cuando se nombra se hace en bajito y sigue estando rodeada de creencias falsas.
Un hecho que, según la periodista María Zuil, autora junto a Antonio Villarreal de 'La mitad que sangra', tiene que ver con la percepción social e histórica que se ha construido en torno a la menstruación. “Se ha relacionado con la pureza, lo íntimo y la fertilidad. Por ello, cuando se muestra, a nivel social todavía se ve como algo sucio o de lo que avergonzarse”, explica a la web de Divinity.
Unas palabras que van en línea de las de Eugenia Mindurry, responsable y portavoz de Cyclo, empresa especializada en productos para el ciclo menstrual. Para ella, la gran diferencia que se da entre otras sangres y la menstrual “es que esta última proviene del cuerpo cíclico y no de una herida, por lo que no implica peligro ni daño. Y eso, paradójicamente, es lo que ha generado incomodidad: es una sangre que no se puede controlar ni ocultar del todo, que habla de poder biológico, fertilidad, autonomía... y durante siglos, todo eso se ha temido o reprimido”.
Un tabú que proviene de la religión y el patriarcado
Un tabú que, según María Zuil, proviene de la religión, de las tradiciones y del patriarcado que ha existido siempre. “La mezcla de estos tres conceptos ha hecho que la menstruación se haya asociado a un signo de debilidad de las mujeres, como un elemento a evitar durante esos días. Un mensaje que también caló en la medicina: algunos médicos intentaron demostrar que las mujeres eran tóxicas durante mientras la tenían. Desde Plinio el Viejo ya se defendía esto”, cuenta.

Por todo ello, para la autora de 'La mitad que sangra', es lógico que se siga asociando con lo impuro y lo sucio. “Después de tantos siglos es complicado que se cambie esta idea. Todavía sigue habiendo gente mayor que piensa que durante el periodo no te puedes duchar o se le corta la mayonesa. También durante las relaciones sexuales, momento que se ve como algo a evitar. Ideas que a los más jóvenes les pueden sonar bizarras, pero que siguen estando en algunos ámbitos”.
A todo esto, añade Eugenia Mindurry, hay que sumarle la actual falta de educación menstrual y la invisibilización sistémica en libros, medios y espacios públicos. Algo que hace que todavía hoy cueste nombrarla con naturalidad. “Se han creado más de 5.000 eufemismos en diferentes culturas para no decir la palabra menstruación directamente. El periodo, la amiga Inés que viene cada mes, la luna roja… o decir frases como ‘estoy en mis días’ o ‘estoy mala’, con toda la carga que tienen. Incluso la palabra regla es considerada un eufemismo por algunas personas, aunque otras la aceptan como sinónimo de menstruación. Todo esto ya es una señal de cuánto silencio colectivo hay. ¿Te imaginas usar otro nombre cada vez que alguien se corta un dedo?”.

El tabú se rompe nombrándola
Para derribar ese tabú, lo primero que cree que hay que hacer la responsable y portavoz de Cyclo es nombrarla. “Decir menstruación sin miedo ni vergüenza. También visibilizarla mostrando productos menstruales, hablando del ciclo en casa, en pareja, con hijos e hijas; y reclamar espacios públicos adaptados a cuerpos cíclicos que vayan desde baños hasta políticas laborales. Por último reeducarnos, es decir, cuestionar lo que nos enseñaron, conectar con nuestro cuerpo desde un lugar de poder y no de rechazo”, explica.
En la línea de Eugenia Mindurry, la periodista María Zuil cree que para acabar con el tabú lo mejor es hablar mucho sobre la menstruación. “Tanto en el ámbito cotidiano, empezando por no nombrarla en bajo, como en el macro. Me refiero a la educación, a que se hable de ello en las aulas y que no sea algo que se enseñe solo a las niñas. Y por supuesto con políticas como la baja menstrual que ponen a la regla en el discurso público y nos hacen hablar de ella y comprenderla”.
Un fin del tabú que nos llevaría a conocer cosas importantes sobre ella. Como por ejemplo, según Mindurry, que la menstruación es un signo vital, una señal de salud. “No es algo que toca soportar, sino algo que merece ser comprendido, acompañado y vivido con dignidad. El ciclo menstrual no solo afecta al cuerpo, sino también a las emociones, la energía, la autoestima, la forma en la que nos relacionamos con el mundo”.

Y añade: “Hasta que no lo reconozcamos de forma integral, seguiremos transmitiendo el mismo silencio del que venimos. Hablar de menstruación es hablar de libertad, de poder personal y de salud pública. Por eso importa tanto hacerlo sin tabúes. Y cuanto antes, mejor”.
Por su parte, María Zuil cree que romper ese silencio nos ayudaría a conocer tanto el ciclo menstrual como sus irregularidades, a las que muchas veces no sabemos poner nombre. “O que las mujeres vayan al médico y se les sepa dar una solución. Creo que es fundamental que haya mayor información sobre el ciclo, los síntomas y los diagnósticos”, finaliza.
