Las veces que Verónica Forqué nos habló de su depresión: "Nadie quiere que le hablen de la muerte"

La inesperada muerte de Verónica Forqué este lunes a los 66 años desató una oleada de homenajes y emocionadas despedidas a un rostro imprescindible del cine español de las últimas cuatro décadas. Su trágico final volvía a poner sobre la mesa la importancia de la salud mental y sus estigmas. La actriz había manifestado en varias ocasiones su tendencia a la depresión, que le acompañó en algunas etapas de su vida.

Su primera gran crisis se desencadenó hace siete años por problemas familiares y afectivos. “Yo tuve una depresión muy grande, porque había estado muchos años viviendo en pareja y, además, tenemos una hija maravillosa. Pero dejé de quererle. Se acabó y se acabó”, recordaba Verónica al hablar del duro momento que vivió entonces.

Su ruptura con Manuel Iborra después de 34 años de matrimonio fue el detonante de su desequilibrio emocional, que se agravaría con el fallecimiento de su hermano y su madre: “Cuando me di cuenta de que no lo amaba se me vino el mundo encima. ¿Qué iba a hacer? ¿Cómo lo iba a decir? Mi vida, mi hija…”.

La ganadora de cuatro premios Goya estuvo “seis meses en el infierno más absoluto”, llegó a perder diez kilos e incluso leía con cierta envidia las necrológicas de los diarios: “La depresión es una quiebra en el amor, es como si te secas por dentro, te desenchufan la batería. Me detestaba, me encontraba vieja, fea, tonta, pésima actriz. Todo me parecía horroroso”. Darse cuenta del declive de su relación y de la soledad que le acompañaba tras independizarse su hija, condujo a la actriz al psiquiatra: “Se sale, pero hace falta mucha humildad. Hay que reconocer que estás mal y que necesitas ayuda”.

Forqué siempre tuvo claro que para salir de ese pozo necesitaba entender los motivos que le habían llevado hasta él: “Es una enfermedad tremenda, se pasa muy mal y se sufre muchísimo. Lo único que realmente quieres es morirte. Y siempre hay un motivo. El antidepresivo te saca del muermo, te da ganas de comer, de beber, de ir al cine… pero si tú no entiendes por qué has caído ahí, vas a volver a caer”.

Entonces, justo en esas horas bajas, recibir la llamada de los productores de ‘La que se avecina’ le dio la oportunidad de usar el trabajo como refugio: “Fue un subidón y una gran suerte, porque me tuve que poner a estudiar. También me llamaron de un teatro y lo hice”.

El detonante de la segunda depresión de Verónica fue una operación

La segunda depresión llegaría dos años después, en 2016, cuando tuvo que enfrentarse a una operación de espalda. “Tenía una lesión congénita en la espalda y hubo que operarme de una vértebra. Lo pasé fatal, creía que me iba a quedar en una silla de ruedas como Bertolucci. Pasé mucho miedo pensando que mi vida se había terminado, que no iba a poder volver a trabajar”, explicaba en una entrevista Verónica, donde contó que en esa etapa “no quería ni levantarme de la cama”.

En una de sus últimas entrevistas, la actriz confesó que sus principales vías de escape fueron el psicoanálisis y la marihuana. Verónica confesó que durante su matrimonio dejó de consumir, pero con la ruptura y el fallecimiento de varias personas de su entorno volvió a hacer: “No fumo tabaco ni nada de alcohol, me cuido, pero me gusta fumar”. La intérprete detalló que esta sustancia le ayudaba a abrir “unos canales de mí misma muy profundos que me hacen sentirme muy bien”.

Forqué habló abiertamente de la depresión y el estigma de hablar de salud mental

La fallecida intérprete siempre habló sin pudor sobre la depresión y el estigma que todavía supone hablar con naturalidad de salud mental. “Cuando lo estás pasando, cuando estás tan mal, todo el rato quieres hablar de eso y descubres que tu alrededor hay muchas mujeres que también han pasado por esto”. Asimismo, fue muy critica contra aquellos que intentan animar a la gente que padece esta enfermedad con frases motivadoras: “Esto es una enfermedad. Más que banalizarla, lo que hace la sociedad es evitar hablar de ella. Nadie quiere que le hablen de la muerte, y lo que quiere un deprimido es morirse”. Cada una de sus declaraciones ahora recobran un especial significado. Descansa en paz, Verónica.