Soy periodista especializada en belleza y estos son mis trucos para alargar el moreno más tiempo

Un bronceado bonito empieza por una piel sana. Estos son mis secretos para que no se vaya tan rápido
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Soy de esa generación de mujeres que, cuando llegaba el buen tiempo, buscaba cualquier rinconcito para ponerse al sol. Llevo casi 15 años escribiendo sobre belleza y, además, trabajo en el departamento de comunicación de una distribuidora de cosméticos. Si algo he aprendido en todo este tiempo es que churruscarse al sol no es saludable y que lo que hoy es moreno, mañana son arrugas y manchas.
Confieso que antes era de las que pasaba horas y horas en la tumbona buscando ese ansiado moreno de playa, porque me veía mucho más favorecida cuando estaba bronceada. Hoy ya no hago jornadas maratonianas bajo el sol, pero eso no quita que siga disfrutando de la playa y la piscina. Ni demonizo el sol ni me escondo de él, porque también necesitamos vitamina D: con unos 10 a 15 minutos de exposición diaria en brazos, piernas y cara, ya cubrimos nuestras necesidades en la mayoría de los casos.
¿Por qué te pones morena?
El bronceado, aunque culturalmente lo asociemos a 'verse más guapa', no es más que la respuesta de defensa de la piel frente a la radiación solar. Cuando nos exponemos, la epidermis, la capa más externa de la pie, produce melanina para protegerse de los daños de los rayos ultravioleta. Esa melanina oscurece la piel, pero también es una señal de que hemos sufrido una pequeña agresión cutánea.
Ahora, como periodista de belleza (y como alguien que ya aprendió la lección), para tener un color de piel bonito siempre cumplo a rajatabla con estos pasos:
1. Hidratación a todas horas
La piel bronceada tiende a resecarse más, y la sequedad acelera la descamación… y adiós color. Y mi piel es bastante seca así que uso cremas corporales ricas en manteca de karité, aceites vegetales y ácido hialurónico. Por supuesto, me sigo protegiendo con SPF 50 cara y las partes del cuerpo que estén visibles al sol. Por dentro, bebo al menos 2 litros de agua al día.

2. Exfoliación suave, pero constante
Parece contradictorio, pero eliminar células muertas evita que el bronceado se vea apagado y desigual. Entre dos y tres veces por semana uso exfoliantes suaves con ácidos como el láctico o la glutonolactona.

3. Antioxidantes, mis aliados
Tanto en sérums como en cremas, busco vitamina C, E, retinoides y niacinamida. Ayudan a prevenir manchas y a reparar el daño solar.

El truco de experta que me gustaría haber descubierto antes
He probado muchos y muy buenos autobronceadores (las gotas de Clarins y la mousse de Isle of Paradise son mis favoritos), pero una amiga me recomendó Tannity, un bronceado con aerógrafo que deja un tono natural y uniforme y, créeme, de ahí ya no se sale. Lo probé para una boda en julio y si no fuera porque cuesta unos 40 euros la sesión, me lo haría todas las semanas. Deja un color precioso, la piel luminosa y es ideal para mantener el color cuando la piel ya empieza a perderlo, sin necesidad de seguir tomando el sol. O cuando, simplemente, no te apetece tomar el sol pero te quieres ver bronceada.
Eso sí, el moreno bonito y duradero no depende de horas de exposición, sino de cuidar la piel antes, durante y después del verano. El verdadero lujo es una piel sana.
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