Natalia Zablocka, tricóloga, da pautas para equilibrar proteína, hidratación y nutrición en el cabello
Lograr un pelo sano, brillante y con movimiento depende de un delicado equilibrio entre proteína, hidratación y nutrición
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El exceso de calor, los tintes, las mechas y demás dosis de químicos que aplicas en tu pelo deterioran la fibra capilar y dejan el cabello deshidratado, fosco, apagado y con las puntas abiertas. Recuperar la salud de tu pelo es posible si, en primer lugar, te pones en manos de profesionales y continúas en casa poniendo en práctica ciertas rutinas que ayuden a mantener el adecuado equilibrio entre proteína, hidratación y nutrición, una tarea que en numerosas ocasiones resulta difícil porque es necesario identificar qué es exactamente lo que le está pasando al cabello. Los tres pilares actúan de manera diferente en la fibra capilar, pero se complementan para mantener su fuerza, elasticidad y suavidad.
Cuando alguno falla, el cabello lo acusa de inmediato, por esa razón entender qué hace cada uno, cómo identificar las carencias y qué ingredientes ayudan a reponer el equilibrio es clave para diseñar una rutina capilar verdaderamente eficaz. Parece complicado, así que hemos recurrido a Natalia Zablocka, tricóloga holística, apunta que lo más importante es “conocer tu cabello, sus preferencias, necesidades y límites para cada grupo de ingredientes”.
Para qué sirven la proteína, la hidratación y la nutrición en el cabello
La tricóloga compara la proteína con los ladrillos de un edificio sólido “las proteínas son los componentes básicos que construyen la fortaleza y la integridad de tu cabello. Los ladrillos esenciales que dan forma y sostén a cada hebra capilar”. En concreto, la queratina, el colágeno y los aminoácidos, son los encargados de dar estructura al cabello, rellenando las zonas debilitadas de la cutícula y aportando fuerza y resistencia.
La hidratación aporta agua a la fibra capilar, un elemento fundamental para mantener su elasticidad y prevenir la rotura, pero, como señala Natalia, el agua se evapora rápidamente del cabello y “ahí entran en juego los humectantes, que ayudan a retener la humedad del cabello”.
La nutrición aporta lípidos y aceites que sellan la hidratación dentro de la fibra, suavizan la cutícula y reducen la porosidad. Zablocka destaca la importancia de los emolientes en el cuidado capilar “ya que forman una capa protectora en la superficie del cabello permitiendo que los humectantes y las proteínas se mantengan en el pelo durante más tiempo”.
De manera muy resumida, la proteína repara, el humectante hidrata y la nutrición protege, pero es imprescindible que estén equilibrados porque, como advierte Natalia, “la proteína se opone a los humectantes, lo que significa que se equilibran entre sí. Por eso, cuando sufrimos una sobrehidratación, lo más adecuado es aplicar proteínas en el siguiente lavado”.
Tampoco se debe pecar de exceso, porque, como apunta la tricóloga, si solo se usan humectantes “al final el cabello se va a hundir, le faltará estructura y brillo”, si sumamos muchas proteínas “el pelo se verá seco porque solo tiene estructura y hace falta nutrirla e hidratarla”, mientras que si solo se usan emolientes “el pelo parecerá bien por fuera, pero por dentro seguirá seco y dañado”
Cómo detectar la falta o exceso de proteína y cómo solucionarlo
Cuando falta proteína, el cabello tiene un aspecto chicloso al mojarlo, se estira demasiado y se rompe, está muy fino y con aspecto frágil, además, cuando el cabello es rizado, el rizo se pierde con facilidad. Por el contrario, cuando hay exceso de proteína, el pelo está rígido, seco y quebradizo, se rompe fácilmente y su aspecto es mate y sin brillo.
Las causas más comunes de la falta de proteína son el abuso de herramientas de calor, las decoloraciones, los tintes, los alisados químicos y el desgaste mecánico por una manera agresiva de peinarlo o la fricción con toallas. La solución en este caso es hacerse un tratamiento con proteínas e incorporar productos con proteínas a la rutina con más frecuencia, al menos cada 3 o 4 lavados, dependiendo de la porosidad del cabello, cuanto mayor porosidad, más necesidad de proteína.
El exceso de proteína se produce cuando se utilizan demasiados productos con proteína y lo adecuado es hacer un lavado clarificante, usar una mascarilla hidratante y emoliente y dejar de usar por un tiempo los productos con proteínas.
Cómo detectar la falta o exceso de hidratación y cómo solucionarlo
Sin hidratación, el cabello pierde su movimiento y se vuelve áspero. Los síntomas más comunes son el encrespamiento excesivo, el aspecto es áspero, sin brillo, frágil y quebradizo. El aspecto es similar a cuando hay exceso de proteína, porque son elementos que se complementan, es decir, si hay mucha proteína, hay poca hidratación y si hay mucha hidratación, hay poca proteína, de ahí la importancia de que ambas estén equilibradas.
Sucede cuando no se utilizan productos hidratantes, pero también en zonas de clima muy seco, donde la humedad se evapora rápidamente, por tanto, para corregir este desequilibrio es necesario incorporar productos hidratantes a la rutina
El exceso de hidratación, por el contrario, hace que el pelo húmedo esté chicloso, pierda volumen, que las puntas se enreden y tarde en secarse. Ocurre cuando se utilizan demasiados productos humectantes en el pelo, así como en zonas de clima húmedo, cuando en el último paso de la rutina se utilizan productos humectantes. Se soluciona evitando este tipo de productos, haciendo un lavado clarificante y añadiendo a la rutina un producto con proteína y sellando con un emoliente
Cómo detectar la falta o exceso de nutrición y cómo solucionarlo
La falta de nutrición se manifiesta con un cabello pajizo, encrespado y que se electriza fácilmente. Suele ocurrir por falta de uso de productos emolientes y cuando el cuero cabelludo es seco, ya que las glándulas sebáceas no producen suficiente sebum. En estos casos basta con añadir a la rutina productos emolientes (champú, mascarilla, acondicionar, leave-in) o utilizar un aceite natural a modo de pre-poo.
El exceso de nutrición se detecta por la falta de volumen, la sensación de cabello pesado, falta de definición e incluso aspecto de cabello grasiento. Sucede por el uso de productos demasiado pesados para tu tipo de cabello, proteger las puntas con demasiado aceite o por la acumulación de emolientes en el cabello. La solución está en dejar los emolientes por un tiempo, lavar el cabello con un producto clarificante e incorporar a la rutina una mascarilla de proteínas.
Ingredientes clave para cada necesidad
Cuando falta proteína busca tratamientos con proteínas completas, proteínas hidrolizadas o con aminoácidos, entre otros, queratina hidrolizada, aminoácidos de trigo, soja o seda, colágeno hidrolizado o proteínas vegetales. Estos ingredientes penetran parcialmente en la fibra para fortalecerla, reparar daños y mejorar la elasticidad controlada.
Cuando falta hidratación, entre los mejores ingredientes humectantes están el ácido hialurónico, el aloe vera, la glicerina, el pantenol (provitamina B5), la miel o el ácido láctico. Atraen y retienen agua en la fibra, devolviendo flexibilidad y suavidad.
Cuando falta nutrición para sellar la hidratación y mejorar la suavidad, escoge ceramidas, alcoholes grasos, ésteres de ácidos grasos, polímeros, siliconas o aceites y mantecas como aceite de coco, de argán, de jojoba o manteca de karité. Estos lípidos reparan la barrera cuticular y reducen la porosidad.
Rutina para mantener el equilibrio PHE
Para mantener el equilibrio entre proteína, hidratación y nutrición, lo ideal es mantener una rutina en la que se alternen los tratamientos de hidratación y nutrición durante las tres primeras semanas del mes y en la cuarta, siempre que el cabello lo necesite, apostar por las proteínas. Es importante hidratar siempre después del champú con un buen acondicionador hidratante. Incorpora una mascarilla semanal y sella la hidratación tras la aplicación de la mascarilla hidratante aplicando unas gotas de aceite ligero en medios y puntas y, por supuesto, protege el cabello de las herramientas de calor.