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El coronavirus ha cambiado por completo nuestra forma de vivir. Y no solo porque ahora haya que llevar mascarilla allá donde vamos, sino entre otras muchas cosas, nuestra forma de socializarnos. No solo ha cambiado nuestra forma de ver y estar con los demás, que también, sino que nuestras reuniones sociales se han reducido y limitado. El Covid ha hecho que en las provincias que no se han limitado a 10 personas se han reducido a seis y el ocio se ha limitado incluso a las 11 de la noche. Así que celebrar se hace mucho más complicado. Algo que ha afectado directamente a las bodas.
El Covid-19 ha supuesto un antes y un después en materia de bodas. Estas son unas de las que más restricciones han sufrido afectando a muchos de los factores que hacen que una boda sea una BODA, sí, así en mayúsculas. De hecho, tales han sido estas que muchos novios han decidido suspenderla y aplazarla hasta que pase la nueva normalidad o hasta que esta pierda más o menos el adjetivo.
Así que, por si a pesar de todas las restricciones y de las complicaciones decides seguir adelante con tu boda, aquí te dejamos todo lo que tienes que tener en cuenta para que nada se te escape y todo sea seguro y dentro de la legalidad. Aunque todo depende de la comunidad autónoma donde se celebre la boda, a pesar de que hay algunas restricciones comunes a todas.
Esta es una de esas normas comunes a todos. Como en nuestro día a día, en el que vayamos a donde vayamos debemos llevar mascarilla cada vez que salimos a la calle o estamos con alguien con el que no convivimos normalmente, en un enlace, donde estamos rodeados de mucha gente se hace mucho más obligatoria. Y para todos, no solo para los invitados, los novios también deberán llevar mascarilla durante todo el tiempo salvo el momento en el que estén comiendo. Además, también se contará con dispensadores de gel hidroalcohólico.
Este aspecto es quizás en el que haya más diferencias entre las distintas comunidades autónomas. Pero, salvo excepciones, por norma general, las celebraciones no podrán extenderse en tiempo más allá de la 1 de la mañana.
Además, el aforo queda bastante reducido de forma general. Por ejemplo, en la Comunidad de Madrid, antes del estado de alarma, en algunos municipios, se limitó el aforo al 60% y ahora al 50% y ahora esas mismas zonas tienen permitido que los establecimientos de hostelería solo abran hasta las 23:00 horas, algo que podría afectar a la celebración de las bodas. Por su parte, el aforo de las iglesias queda reducido a un tercio de su capacidad.
En Aragón, un máximo 50 personas en el interior y 100 personas al aire libre en la ceremonia, después las restricciones se imponen por provincia, de tal forma que en Teruel se reduce el aforo al 75%, en Huesca al 50% con hora de cierre las 00:00 horas y en Zaragoza un máximo del 75%. Mientras, en Cataluña, en Barcelona y Girona las ceremonias quedan reducidas al 50% y en Lleida y Tarragona se mantiene el aforo pero hay que guardar la distancia de seguridad. Para el banquete, en Barcelona y Girona el aforo también se reduce al 50% y hay que guardar la distancia de seguridad entre comensales y mesas y en Lleida y Tarragona solo hay que guardar la distancia de seguridad.
Estos son solo algunos ejemplos de cómo las restricciones van variando ya no en función de comunidades autónomas, sino de provincias, y es que similar a la situación de Aragón y Cataluña es la que le ocurre a todas las comunidades autónomas que tienen más de una provincia, especialmente a Castilla y León o Castilla-La Mancha. Las restricciones van variando y endureciéndose según las necesidades de la situación y del aumento de casos de coronavirus por las diferentes regiones por lo que habrá que informarse antes de celebrar la boda cuáles son en ese momento las restricciones de nuestra provincia o de la que hemos elegido para el enlace.
Otra de las normas que se han impuesto de forma general es que ahora no se podrán hacer esas bodas con buffet libre o ni siquiera el cóctel previo al banquete, que normalmente solía ser un picoteo en el que los camareros pasaban canapés en bandejas, algo que queda totalmente prohibido. Queda terminantemente prohibido también levantarse para “visitar” otras mesas y mucho menos sin mascarilla.
Por supuesto, los invitados tendrán que mantener la distancia de seguridad establecida de 1,5 a dos metros los unos de los otros, por lo que el número de invitados máximo en una mesa pasa a 10 por norma general aunque hay algunas zonas que todavía restringen más el número de comensales por mesa a seis, como Madrid o Navarra.
Además, durante el banquete cada invitado deberá tener su propio plato, que será personal e intransferible y llevado hasta él por un camarero. Y da igual que sean los entrantes (que a veces pueden compartirse).
La barra libre queda totalmente suspendida, porque la gente no puede estar de pie ya que no se asegura que se vaya a guardar la distancia de seguridad. En su lugar, una idea que se ha propuesto es la de implantar mesas a dos metros de distancia unas de otras para que los invitados puedan disfrutar allí de sus bebidas.
Tampoco habrá baile por el mismo motivo, aunque hay algunas provincias que hacen concesiones para que, al menos, aunque los invitados no puedan unirse a ellos, los recién casados disfruten del baile nupcial.