La Abadía de Westminster ha sido el escenario escogido para un evento histórico: el funeral de Estado de la reina Isabel II de Inglaterra. 2.000 personas se han reunido en este templo a lo largo de la mañana de este lunes 19 de septiembre para dar el último adiós a la monarca. Entre ellos, 70 jefes de Estado y 400 mandatorios internacionales, los reyes Felipe y Letizia (y los eméritos Juan Carlos y Sofía) incluidos. También Trudeau, Macron, Biden y el resto de casas reales europeas además de la británica, que ha mostrado su unión ante el final de su matriarca. Con este acto, cuyo despliegue de seguridad ha marcado un hito, se cierran diez días de despedida a la cabeza de la corona británica. A primera hora de la mañana, la capilla ardiente dispuesta para el pueblo británico fue cerrada al público. Una vez finalizado este homenaje, que ha estado presidido por el rey Carlos III y su hijo, el príncipe Guillermo, sus restos mortales serán enterrados en el castillo de Windsor, concretamente en la cripta de la capilla de San Jorge, donde se encuentra su marido, Felipe de Edimburgo.
La Abadía de Westminster ha sido el escenario escogido para un evento histórico: el funeral de Estado de la reina Isabel II de Inglaterra. 2.000 personas se han reunido en este templo a lo largo de la mañana de este lunes 19 de septiembre para dar el último adiós a la monarca. Entre ellos, 70 jefes de Estado y 400 mandatorios internacionales, los reyes Felipe y Letizia (y los eméritos Juan Carlos y Sofía) incluidos. También Trudeau, Macron, Biden y el resto de casas reales europeas además de la británica, que ha mostrado su unión ante el final de su matriarca. Con este acto, cuyo despliegue de seguridad ha marcado un hito, se cierran diez días de despedida a la cabeza de la corona británica. A primera hora de la mañana, la capilla ardiente dispuesta para el pueblo británico fue cerrada al público. Una vez finalizado este homenaje, que ha estado presidido por el rey Carlos III y su hijo, el príncipe Guillermo, sus restos mortales serán enterrados en el castillo de Windsor, concretamente en la cripta de la capilla de San Jorge, donde se encuentra su marido, Felipe de Edimburgo.