Un año del reinado de Carlos III: el cáncer, las polémicas y la relación con Harry han marcado estos 12 meses

Tenía 25 años cuando su madre Isabel II subió al trono y se convirtió en uno de los herederos al trono británico más joven. Lo que no imaginaba entonces es que tardaría casi cinco décadas en abandonar ese puesto. Ya convertido en el heredero de mayor edad, subió al trono con 73 años tras el fallecimiento de su madre a los 94 años de edad.

El 10 de septiembre de 2022 era proclamado rey, pero no era hasta el 6 de mayo de 2023 cuando Carlos III era coronado. Ha pasado un año de los actos de coronación y ha llegado el momento de repasar los acontecimientos más importantes que han tenido lugar a lo largo de los últimos doce meses. Un año complicado que ha estado marcado por la enfermedad del monarca y su nuera, Kate Middleton, y la mala relación de la familia con su hijo menor, el príncipe Harry, pero que ha servido para dar un giro a la imagen que los británicos tienen de su actual rey. Tras llegar al trono con una popularidad en horas bajas, Carlos III ha sabido ganarse el favor de los británicos y ahora es más querido que nunca. 

La coronación y el nombramiento de Camilla como reina consorte

Ante más de 2.000 invitados, entre los que no se encontraba Meghan Markle (cuya ausencia se convirtió en la gran anécdota de la jornada), Carlos III era coronado. El monarca lucía por primera, y única vez hasta el momento, la corona de San Eduardo, hecha en el siglo XVII para Carlos II. 

Pero además de la ausencia de Meghan, la coronación dejó otras anécdotas como que Harry fue colocado en tercera fila de la Abadía de Westmister junto a sus primas, las princesas Eugenia y Beatriz de York. Además no le pudimos ver en el saludo desde el balcón de Buckingham. De hecho, nada más terminar los actos en la Abadía, el hijo menor del rey abandonó en jet privado Inglaterra y puso rumbo a California.

Pero el 6 de mayo dejó muchas otras imágenes para el recuerdo como el hecho de que hubiera mujeres obispas, que la ceremonia fuera más multiracial y más multiconfesional. Además, fuimos testigos del incómodo caminar de Camilla con la corona, que pesaba 600 gramos o la divertida imagen del príncipe Louis, el menor de los hijos de Guillermo y Kate, al que las cámaras captaron bostezando durante el oficio en Westmister. También el príncipe Andrés fue protagonista al ser abucheado todo a consecuencia de su vinculación con el caso Epstein. 

Por último, durante la coronación también se vivió un emotivo momento entre el ya rey y su primogénito, al que susurró un "Gracias, William" después de que realizara su juramento de sangre. Un gesto que muestra la buena relación que mantienen padre e hijo. Una relación que contrasta con la tensión que existe con Harry. 

Un rey continuista

Tras la muerte de Isabel II, muchos británico mostraron cierto temor ante el futuro incierto de la corona británica. Sin embargo, en unos primeros meses en los que realizó muchos menos viaje que su madre cuando fue coronada, Carlos III logró disipar todas esas dudas enviando un sutil mensaje de continuidad. El monarca optaba por no imponerse como un reformador algo que hizo que se consolidara su figura como rey e impulsó su imagen ante los británicos. 

Por su parte, Camilla si que ha mostrado algunos signos de modernización al eliminar a las damas de honor y continuar con una campaña contra la violencia doméstica, un tema que no había sido abordado con anterioridad por la casa real.  

La enfermedad del monarca

El 5 de febrero, veinte días después de que se anunciara que el monarca tenía que someterse a una cirugía por un agrandamiento benigno de próstata, la familia real británica anunciaba que el monarca había sido diagnosticado de cáncer. En un breve comunicado, confirmaban también que tendría que recibir tratamientos regulares y que debía abandonar su actividad pública, aunque sí que seguiría llevando los asuntos de Estado y los trámites oficiales con normalidad.

El monarca se retiraba de la vida pública, pero la gestión de la crisis realizada por el Palacio de Buckingham y la transparencia con la que han actuado (aunque no han desvelado el tipo de cáncer que padece) le ha acercado más que nunca al pueblo, que ha visto su lado más humano.

El anuncio de la enfermedad de Kate Middleton

A mediados de enero Kate Middleton era ingresada en la London Clinic para someterse a una cirugía abdominal. En ese momento, la casa real no ofreció más detalles sobre los motivos de la intervención y comenzaban semanas de hermetismo sobre el estado de salud de la princesa de Gales, lo que dio lugar a numerosas especulaciones sobre lo que estaba ocurriendo. 

El 22 de marzo era la propia Kate Middleton quien anunciaba que tenía cáncer. La mujer del príncipe Guillermo reaparecía y zanjaba así todas las especulaciones. Mirando directamente a cámara, revelaba todos los detalles sobre su estado de salud y confirmaba que estaba recibiendo tratamiento de quimioterapia. Además, explicaba que la noticia había supuesto un shock enorme para su familia y que habían tardado un tiempo en gestionarlo y encontrar la forma de explicarles a sus tres hijos lo que está ocurriendo. 

La difícil relación con su hijo Harry

Este primer año como rey también ha estado marcado por el aumento de la tensión con los duques de Sussex, que instalados definitivamente en Estados Unidos han colocado a la familia real británica en el punto de mira al sacar a la luz algunos aspectos muy controvertidos sobre los motivos que les han llevado a poner distancia con ellos. Y es que el príncipe Harry y su esposa, Meghan, han criticado abiertamente a la institución en un polémico libro y en un documental de Netflix. La tensión ha llegado hasta tal punto que Meghan no acudió a la coronación de su suegro ni tampoco le ha visitado tras haberse conocido que padece cáncer. Algo que sí hizo su marido, aunque el encuentro entre ambos fue muy breve. Según ha trascendido, Harry, que voló 8.000 kilómetros tras conocer la enfermedad de su padre, mantuvo un encuentro de apenas 45 minutos con él.

Su reaparición y la vuelta a la actividad pública

Después de varios meses retirado de la vida pública, Carlos III reapareció el 31 de marzo en la misa del Domingo de Resurrección en la Capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor. Un mes después, el 26 de abril, el Palacio de Buckingham informaba de que retomaría sus actividades públicas tras los progresos experimentados tras el tratamiento.