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Ya son 68 los años que lleva con el título de reina de Inglaterra. Un hito vital que la coloca como la cuarta gobernante que más tiempo ha ostentado el cargo. Solo la superan Juan II de Liechtenstein, que estuvo 70 años y 91 días, el rey Rama IX de Tailandia, que batió dicha marca con menos de un mes de diferencia, y Luis XIV de Francia, que alcanzó los 72 años como monarca. El tiempo sigue corriendo a su favor, y su estupendo estado de salud apunta a que Isabel II podría colocarse en el podio de este ranking en apenas cuatro años. Una larguísima trayectoria como jefa de Estado que ha acrecentado los rumores de que su hijo y heredero del trono, el príncipe Carlos, podría saltarse la línea sucesoria para cedérsela a su primogénito.
Este parecía un misterio que solo se resolvería en el momento de la muerte de la reina. Muchos ya daban por hecho que el príncipe de Gales, que este año cumplirá los 74 años, apostaría por echarse a un lado para dar el trono al príncipe Guillermo y, por ende, a su esposa Kate Middleton. Sin embargo, la entrevista bomba de Meghan Markle también parece haber despejado dudas sobre cuáles son los planes de Buckingham al respecto.
Aunque no ha tenido la misma repercusión que otras de sus declaraciones, la exduquesa de Sussex habló de esta suposición al referirse a la comentadísima polémica por el color de piel de su hijo. En esta charla con Oprah Winfrey, la exduquesa de Sussex denunciaba que la tez de Archie había sido un tema a debatir en palacio antes de su nacimiento. Fue entonces cuando Meghan se enteró de que la casa real británica "no quería que fuera un príncipe" ni que "recibiera seguridad".
Lejos de lo que se publicó por entonces en los tabloides, que aseguraban que la de no recibir dicho título era una exigencia de la propia Meghan para preservar la privacidad de su único hijo hasta la fecha, ahora sabemos que sí quería que tuviese ese título, pero no por el hecho de tenerlo, sino porque sin él no tendría los recursos necesarios para crecer en un ambiente seguro.
Aquel comentario de corte racista fue interpretado por ambos como una de las causas para que la institución no estuviese de acuerdo en el hecho de que Archie fuese 'alteza real'. Pero esto, de no haberse producido el Sussexit, habría ido en contra de las leyes que rigen la monarquía británica. Markle se informó tras aquel suceso y comprobó que este era un derecho del que debería gozar en el futuro el menor al igual que el resto de sus primos, ocupen el lugar que ocupen en la línea de sucesión.
Así lo dejó por escrito el padre de Isabel II, el rey Jorge V, cuando en noviembre de 1917 decidió que los nietos del rey de Inglaterra heredarían los títulos de príncipe, algo a lo que hace referencia explícita Meghan en la entrevista. De ahí que ahora mismo, con Isabel II en vida, lo ostenten rostros royal como sus nietas Eugenia y Beatriz, hijas del príncipe Andrés. Esta ley fue modificada por la reina en 2012 para que todos los hijos de Guillermo y Kate (George, Charlotte y Louis) pasasen a ser príncipes antes de tiempo. El turno de Archie le llegaría más tarde y de forma automática, salvo que hubiese algún tipo de modificación a la que tanto Harry como Meghan se adelantaron.
Y es aquí, en este punto de la historia, cuando entra el debate de la línea sucesoria. El hecho de que la duquesa de Sussex pronunciase la frase "cuando el padre de Harry se convierta en rey" indica que los planes a medio plano siguen sin cambios y que Carlos de Inglaterra no se plantea renunciar a la corona a pesar de su avanzada edad.
Por el momento, si las cosas siguen su curso y Carlos de Inglaterra accede al trono en los próximos años, todos sus nietos, incluido Archie, recibirán el título. Sin embargo, algunos medios británicos ya muestran suspicacias con respecto a lo que sucederá finalmente: el hecho de que los padres del niño estén ya fuera de la casa real podría condicionar las cosas. Y a esto se suma la tendencia de la corona británica, que apuesta actualmente por "reducir el tamaño de la familia real" para una mayor austeridad, lo que podría motivar un cambio en la decisión, sin tener esto nada que ver con los orígenes afroamericanos del menor.