El salón de Natalia Verbeke: así es su rincón con balcones y buena luz en el corazón de Madrid

La actriz comparte en su cuenta de Instagram sus rincones favoritos de la casa donde vive en Malasaña
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MadridA veces, todo lo que necesitamos para descansar y desconectar es bien poco. En el caso de Natalia Verbeke, podríamos decir que con un rincón bonito, un rayo de sol y un buen sofá es más que suficiente. La actriz vive en pleno corazón de Madrid, en un piso encantador en el barrio de Malasaña, junto a su pareja y su hija y no puede estar más feliz en su casa.
Un hogar luminoso, cálido y con muchísima personalidad, como ella. Y aunque cada rincón parece sacado de una postal, hay uno que destaca sobre todos: su salón, ese espacio acogedor que no duda en compartir a menudo en su cuenta de Instagram.
Luz natural y rincones con encanto
Nada más entrar en su salón, lo primero que llama la atención es la luz que entra a raudales gracias a sus grandes ventanales y varios balcones, que además se han convertido en fondo habitual de sus fotos más naturales y cotidianas.
¿Un café, una lectura rápida o una foto con look de domingo? Siempre con esos balcones de fondo.
El centro indiscutible del salón es un gran sofá con chaise longue en color blanco roto. De esos que invitan a una siesta, una maratón de pelis o simplemente a estirarse a charlar sin prisa.
Frente a él, una mesa de centro que ha tenido su propia evolución decorativa: donde antes había una robusta mesa de madera con aire campestre, ahora luce una más moderna, hecha con baldosas, que aporta un toque fresco sin romper la armonía rústica del espacio.
Un estilo rústico con mucho encanto
Y es que si algo define este salón es esa mezcla tan bien medida entre lo rústico y lo acogedor. La madera está muy presente, lo mismo que los tonos blancos y neutros que aportan calma y amplitud visual. Encima del sofá, un gran espejo con marco dorado de estilo vintage preside la pared como una joya heredada, aportando luminosidad y ese toque ‘teatral’ que tanto gusta a quienes adoran los pequeños detalles.
Frente al sofá, una vitrina de madera con cristales deja ver una cuidada selección de vajilla y otras piezas de cerámica, dándole al conjunto un aire cálido, casi de casa de campo en pleno centro urbano.
Y en una de las esquinas del salón, una amplia librería repleta de libros, recuerdos y pequeñas piezas con historia remata el espacio con ese aire vivido y personal que tanto cuesta conseguir, pero que en casa de Natalia parece brotar de forma natural.
Tampoco falta una pequeña zona de comedor, con una mesa redonda de madera a la que ha añadido unas sillas clásicas que encajan a la perfección con el modo de la casa.
Con cada publicación que comparte, la actriz deja claro que su salón no es solo un lugar bonito, sino un auténtico refugio.
Un espacio donde la estética no está reñida con la funcionalidad, y en donde cada elemento, desde el sofá hasta la vitrina, cuenta una pequeña historia.