Carmen Sol, interiorista, tajante sobre quemar incienso en casa: “Ese humo tan bonito también es tóxico”

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Aunque este ritual sea sinónimo de belleza y tradición… también implica riesgos
Encender una varilla de incienso al final del día tiene algo casi ritual. Un aroma que envuelve, una luz cálida, cierta sensación de bienestar que asociamos a calma… Pero la realidad es que lo que huele bien no siempre respira bien. Cada vez más estudios coinciden en que el humo del incienso, en interiores, puede afectar a la calidad del aire que respiramos y, a largo plazo, a nuestra salud.
Y no lo decimos nosotras, así lo avalan diversos estudios, como la investigación publicada en 2023, 'Exposure to incense burning, biomarkers, and the physical health of temple workers in Taiwan', que analizó a trabajadores de templos expuestos durante años al humo del incienso. Dicho estudio observó que estas personas presentaban niveles más elevados de marcadores inflamatorios en sangre y un volumen espiratorio (que es una medida obtenida que equivale al volumen de aire exhalado del pulmón de manera forzada durante un segundo después de haber tomado aire al máximo) más bajo. Aunque se trata de un contexto más intenso que el de un hogar, es una señal clara de que la combustión del incienso en interiores no es inocua.
Por qué el incienso no es recomendable
Para entender cómo encaja todo esto en la vida diaria y en el diseño de interiores, hablamos con la interiorista Carmen Sol, quien suele trabajar desde un enfoque muy ligado al bienestar del hogar. Ella lo resume con claridad desde el principio: “El incienso, aunque tradicional y evocador, no es recomendable en interiores ya que su combustión libera partículas finas y compuestos que contaminan el aire, irritan vías respiratorias y pueden afectar a la salud a largo plazo. Ese humo tan bonito también es tóxico”.
Tras explicarlo, Carmen insiste en que el aroma en casa es importante, pero la salud lo es mucho más. Aun así, no renuncia a los ambientes sensoriales. Simplemente apuesta por alternativas más saludables y estéticamente igual de agradables. “Un buen sustituto que yo personalmente utilizo son los aceites esenciales, esos que usamos en la piel, me encanta rociar unas gotas en las palmas de las manos y rociar las sábanas y los textiles de mi casa, pues el olor es súper relajante”, cuenta y añade que, otra alternativa son las flores secas de lavanda, olivo o eucalipto. “Súper efectivos y desprenden un aroma muy duradero. Otro sustituto muy bueno son las velas, especialmente las que se hacen con ceras de coco, soja o colza cuyo perfume es realmente embaucador”.

Otros materiales para estar alerta: las pinturas y mobiliario
A medida que la conversación avanza, nos recuerda que el aire interior no solo se contamina con lo que quemamos. Pues también influyen muchos materiales que usamos a diario y que a menudo pasan desapercibidos. “Para los que no lo sepan, las pinturas tradicionales pueden liberar compuestos orgánicos volátiles, disolventes y pigmentos químicos durante semanas después de pintar. Por ello, recomiendo las pinturas ecológicas que emiten menos toxinas, hacen que las paredes sean más transpirables y son sostenibles (aunque en muchos casos hay que usar una base antes)”, comenta.

Este punto abre un tema fundamental en interiorismo sostenible. Más allá de los aromas, los materiales de construcción y mobiliario pueden ser grandes responsables de la calidad del aire. Carmen lo explica desde su experiencia directa en proyectos de vivienda y hotelería. “En nuestra casa, hay otros materiales que también pueden ser tóxicos, como por ejemplo los tableros de madera, que llevan muchos adhesivos y liberan en muchos casos sustancias que resultan tóxicas. Pinturas, decapantes… todo eso son microplásticos que también son perjudiciales. De hecho, hay muchos hoteles que se basan en una ética sostenible que ya no utilizan melaminados y recurren a tableros con chapa natural o plenamente macizos. Al final estamos volviendo a las técnicas de antes, que aunque resultan respetuosas con el medio ambiente, por desgracia suelen tener un coste muy elevado”.
Atención a los textiles
Y por último, cuando hablamos de ambientes saludables, Carmen pone el foco en algo que tocamos todos los días: los textiles. Más allá del estilo o la textura, ahí también hay decisiones que afectan al bienestar. “Yo recomiendo apostar por los tejidos orgánicos como el algodón, el bambú, tendel, lana o el lino. En otras palabras, debemos intentar crear espacios que además de ser funcionales, cuiden la salud y la estética. Desde velas naturales y aceites esenciales, hasta pinturas ecológicas, madera maciza y textiles orgánicos sin químicos, cada elección marca la diferencia. El lujo real hoy es vivir en un hogar sano, equilibrado y armonioso”.
Un hogar que huele bien… y respira mejor
La conclusión es clara. El incienso puede crear atmósfera, pero también puede saturar el aire que respiramos. Y si queremos hogares que nos aporten bienestar real conviene buscar alternativas naturales, materiales más saludables y espacios mejor ventilados. Porque, como puntualiza la interiorista, el verdadero lujo hoy no es el aroma que dura unos minutos, sino un hogar que nos cuida todos los días.
