¿Por qué mi ropa huele mal al sacarla de la lavadora?

Tu lavadora puede ser tu mejor aliada, pero también necesita un poquito de cariño. Y te contamos cómo
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Seguro que te ha pasado. Terminas de poner la lavadora, esperas al pitido final y, al abrir la puerta, te llevas la sorpresa. La ropa huele… raro. Ese olor húmedo, agrio y nada fresco que arruina la sensación de limpieza. No te preocupes, no eres tú ni tu detergente, esto pasa más de lo que crees. Y la buena noticia es que tiene solución.
El primer enemigo de la ropa limpia es la humedad estancada. Si la dejas dentro del tambor aunque solo sea media hora después de que termine el ciclo, el ambiente cerrado y húmedo se convierte en un auténtico caldo de cultivo para bacterias y moho. ¿El resultado? Ese olor a cerrado que cuesta quitar y que hace que hasta la camiseta favorita parezca ‘antigua’.
La lavadora también necesita cuidados
Aunque la lavadora haga todo el trabajo, también acumula suciedad. Restos de detergente, suavizante y pelusas se quedan en la goma de la puerta, el cajetín y el tambor, formando una película donde los microorganismos campan a sus anchas. Por eso, conviene limpiar la goma y el cajetín al menos una vez al mes y hacer un lavado en vacío con agua caliente y vinagre, o con productos específicos que eliminen cal y residuos.
Otro error frecuente es usar más detergente del necesario pensando que así la ropa quedará más limpia. La realidad es que el exceso puede quedarse atrapado en la ropa y en la lavadora, alimentando los malos olores. Lo ideal es seguir las indicaciones del envase, ajustando la dosis según la dureza del agua y la cantidad de ropa.

Ventilar es clave
Un gesto sencillo que marca la diferencia es dejar la puerta y el cajetín de la lavadora abiertos después de cada lavado. Así circula el aire, se evapora la humedad y se evita que se instale el moho. Parece un detalle pequeño, pero ayuda muchísimo a que la ropa salga realmente fresca.
Otro truco para mantenerla limpia por más tiempo consiste en hacer un lavado mensual a 60 °C para higienizar tanto la máquina como la ropa y evitar olores molestos, pues los lavados en frío son geniales para ahorrar energía, pero no siempre eliminan todas las bacterias ni restos de grasa.

Trucos sencillos y efectivos para que la ropa huela bien
A lo explicado anteriormente hay una serie de pequeños gestos que no fallan, como por ejemplo sacar la ropa nada más terminar el ciclo y tenderla. Usar menos suavizante y más enjuagues si tienes agua dura. Y no llenar demasiado la lavadora, así el detergente y el agua circulan mejor. Te prometemos que notarás la diferencia.
Toma nota. Ya sabes que unos pequeños cambios en tu rutina pueden marcar la diferencia entre un olor a humedad y un armario que huele a limpio de verdad.
