Martiño Rivas antes de Kayoko: la discreta y reservada vida amorosa del actor

Cuando hace un año saltó la noticia de que Martiño Rivas iba a convertirse en padre, todo el mundo se sorprendió. Sí que se sabía que, tras su largo noviazgo con Irene Escolar, había rehecho su vida con una bailarina americana de orígenes asiáticos, pero poco más se había conocido sobre esta relación. Hermético, como lo ha sido siempre, el hijo del escritor Manuel Rivas no había dado ninguna pista, a través de sus redes sociales, de que había encontrado el amor. Solamente se había captado a la pareja un par de veces dando paseos por las calles del Madrid castizo. Además, ella tampoco era -ni es- ninguna asidua a las cámaras, porque su trabajo está en el teatro, entrenando y bailando.

Esta chica, de nombre Kayoko, y Martiño Rivas han formado una familia con la llegada de la pequeña Ayo en abril del año pasado. Ahora que vemos que el actor tiene una vida más que estable, queremos hacer un repaso de las mujeres que han ocupado su corazón. Mucho se ha especulado de con quién ha mantenido una relación sentimental y varias son las veces que los paparazis han cazado a Martiño en actitud cariñosa con alguna chica. Pero, ¿quiénes estuvieron en su vida antes de Kayoko?

Sus comienzos en la interpretación

Martiño Rivas nació en A Coruña hace algo más de 35 años. El joven, como ya hemos comentado, es hijo del conocidísimo escritor y poeta gallego, Manuel Rivas. Por eso, desde pequeñito ha estado cerca del mundo de las artes, de la improvisación y de las letras. Estudió Interpretación en Londres y, luego, Comunicación Audiovisual en la Universidad de Santiago de Compostela. A los trece años comenzó a trabajar en algunas series de la televisión gallega, donde tuvo varios papeles secundarios, pero no fue hasta el año 2007, cuando contaba con 22 años, cuando realmente conoció lo que era la fama. Fue ese año cuando obtuvo su papel de Marcos, en la serie El Internado. Allí compartió set con Yon González, Blanca Suárez, Elena Furiase y Ana de Armas hasta que terminó, tras siete temporadas, en el año 2010.

Su debut en el cine llegó en el 2008 con Los girasoles ciegos, de José Luis Cuerda. Su interpretación en el largometraje le valió una nominación en los Premios Goya en la categoría de Mejor actor revelación. A partir de ese momento, sus apariciones en la pequeña y en la gran pantalla fueron continuas y participó en distintas series de éxito, como Sé quien eres, donde interpretó el personaje de Marc Castro. Sí que es cierto que, a pesar de pertenecer a la familia de uno de los escritores más influyentes de nuestro país, Martiño ha intentado siempre brillar con luz propia. Por eso, se ha ganado un hueco en la industria del cine y la televisión por sí mismo.

Irene Escolar, su relación más larga

Como también hemos mencionado, el gallego siempre ha sido muy reservado para su vida privada. Cuando comenzó el rodaje de Los girasoles ciegos, Martiño mantenía una relación con la también actriz Sara Casasnovas. Pero cuando este terminó, poco quedó del amor que ambos compartían y decidieron terminar su noviazgo. Después de esta relación, el joven comenzó a salir con Irene Escolar. Juntos fueron pillados por las calles de Madrid, allá por el 2008, mostrándose muy enamorados. Y lo cierto es que, durante un tiempo, se convirtieron en una de las parejas más sólidas del panorama nacional. Y, aunque no escondían su amor, tampoco lo profesaban públicamente. A principios del año 2017 saltó la noticia de que la pareja había roto su relación. Un hecho totalmente inesperado porque la prensa rosa pensaba que su amor estaba más que afianzado.

El amor de Martiño y Kayoko

Así, tras nueve años de novios, Martiño e Irene decidieron tomar caminos por separado. Poco tiempo después se supo que la actriz ya había rehecho su vida, al lado del actor Oriol Pla, al que conoció en el rodaje de La vida es sueño. Casi al mismo tiempo se conoció que Martiño había comenzado a salir con Kayoko Everhart, la primera bailarina de la Compañía Nacional de Danza desde el año 2012. La joven es de madre japonesa y padre estadounidense, por lo que sus raíces son más que exóticas. Además de trabajar como bailarina, también ha hecho sus pinitos como modelo. Fue el pasado 9 de abril cuando ambos dieron la bienvenida a su primera hija: Ayo, un nombre de origen africano que significa “llena de alegría, felicidad”. Gracias al perfil de Instagram de Kayoko, hemos podido ver cómo ha crecido la niña, que ya cuenta con un año.