Andrea González, psicóloga: "Dormir en habitaciones separadas es perfectamente compatible con una relación sana y feliz"

Cada vez más parejas optan por el llamado 'sleep divorce' para mejorar su descanso. Una psicóloga nos cuenta los beneficios de esta práctica
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En los últimos años, una práctica antes casi tabú empieza a normalizarse en las relaciones de pareja: dormir en habitaciones separadas. Lo que algunos medios anglosajones llaman 'sleep divorce' ya no es sinónimo de crisis ni preludio de ruptura, sino -en muchos casos- una estrategia para mejorar el descanso, la convivencia y, paradójicamente, la propia relación. De hecho, este fin de semana esta práctica ha sido muy comentada después de que las periodistas Silvia Taulés y Nuria Marín comentasen que, en la visita a Navarra, Letizia y Felipe VI habían dormido separados en el hotel en el que se habían alojado: "Me cuentan que los reyes han dormido en habitaciones separadas. Esto es delicado y he estado pensando mucho si os contaba esto no", explicaba Nuria Marín en sus redes sociales. "La fuente es muy fiable [...] En cualquier caso que duerman en habitaciones separadas no tiene por qué significar que estén mal". Por su parte, Taulés apostillaba en el programa en el que colabora que "siempre duermen separados en los hoteles a los que van [...] Es por un tema de protección y comodidad".

Pero los reyes no son los únicos que puntual o habitualmente duermen separados en pareja. Según datos de diversas encuestas internacionales, hasta un 25% de las parejas reconoce dormir en camas o habitaciones distintas al menos varias veces a la semana. ¿Estamos ante un cambio cultural en la manera de entender la intimidad? “La pregunta de si ésta o cualquier otra dinámica puede funcionar en una relación suele tener siempre la misma respuesta: depende de la pareja”, explica la psicóloga Andrea González, con quien hemos hablado para profundizar más sobre el tema.
Un acuerdo a medida de cada pareja
“Por mucho que a veces la sociedad se empeñe, no, no existe una única manera de vivir las relaciones. Cada pareja puede estipular las condiciones de su ‘acuerdo’: si la relación es abierta o cerrada, si conviven o no, si hay una cuenta corriente común o si todo se paga por separado, si duermen juntos o en distintas habitaciones… No se pueden aplicar las mismas normas de manera indiscriminada a todas las parejas. Cada relación tiene que buscar su propia manera de funcionar, basándose en lo que las dos personas necesiten o quieran”, añade.

Motivos legítimos y cada vez más comunes
La psicóloga asegura que esta dinámica puede instaurarse por múltiples razones: “Porque los miembros de la pareja tengan diferentes horarios laborales (uno trabaje de noches, por ejemplo) y quieran evitar ‘molestarse’ mutuamente en sus horas de descanso; porque uno de los dos tenga problemas de sueño (apneas, etc.) y perturbe el descanso del otro… o simple y llanamente, porque ambos consideren que descansan más a gusto por separado. Cualquiera de estos motivos es válido y legítimo. Dormir separados no implica quererse menos o estar funcionando mal como pareja".
De hecho, González advierte que lo contraproducente es forzarse a compartir cama “cuando existe malestar en cualquiera de las partes (el otro ronca, por ejemplo) y empeñarse en dormir juntos solo porque es ‘lo que se debe hacer’ en una pareja”.
El descanso como pilar del bienestar
“El descanso es un pilar fundamental en el bienestar de las personas”, señala la psicóloga. “Tener un sueño reparador es necesario para que podamos funcionar correctamente, tanto a nivel físico como a nivel mental. De hecho, en consulta, una de las preguntas más habituales que hacemos los psicólogos es la de ‘¿duermes bien?’, porque sabemos que un mal descanso implica mayores dificultades para gestionarnos a nivel emocional y psicológico. Por tanto, es importantísimo que podamos dormir bien, sin molestias y sin interrupciones”.
Y es que, en un momento en el que la salud mental gana protagonismo en la agenda social, priorizar el sueño ya no se percibe como egoísmo, sino como autocuidado —también dentro de la pareja.

Una práctica que también conlleva sus riesgos
No obstante, no todo es blanco o negro. González advierte: “Cuidado con utilizar el 'sleep divorce' como excusa para alejarnos de nuestra pareja. A veces cuesta enfrentar los problemas que estamos viviendo dentro de nuestra relación y lo que hacemos es ir poniendo progresivamente barreras entre la otra persona y nosotros. Por ejemplo, separándonos en distintas habitaciones. En este caso, lo más recomendable siempre va a ser encarar la situación abiertamente, en lugar de distanciarnos del otro sin darle más explicaciones”.
Además, incluso si se duerme en habitaciones distintas, la intimidad no debe desaparecer: “Instaurar estas dinámicas puede conllevar el peligro de que nos ‘acomodemos’ y olvidemos que la intimidad en una relación es importante y debe buscarse y fomentarse”.

Más allá del prejuicio
La conclusión de Andrea es clara. “Sí, dormir en habitaciones separadas puede ser perfectamente compatible con tener una relación sana y feliz. No nos dejemos llevar por los prejuicios o los mandatos sociales que nos dicen que las cosas deben ser de tal o cual forma para poder ser válidas”.
Así, que, en un contexto en el que cada vez más personas buscan un estilo de vida personalizado, también las dinámicas de pareja se adaptan a las necesidades reales de quienes las conforman. Dormir separados deja así de ser un síntoma de crisis para convertirse en un recurso más para cuidar la relación.