El encantador municipio de Lugo donde creció Cristina Castaño: paisajes verdes infinitos y ríos cristalinos

La actriz es el orgullo de su pueblo y no olvida sus raíces
Así es la familia de Cristina Castaño
Con una carrera consolidada en televisión, cine y teatro, Cristina Castaño se ha ganado un lugar destacado en la escena artística española. Gallega de nacimiento y actriz de vocación, la intérprete es conocida por sus papeles en producciones tan populares como La que se avecina, El final del camino o Al salir de clase. Ahora, a sus 46 años, vive uno de los momentos más especiales y emocionantes de su vida personal: está embarazada de su primer hijo. La actriz, que ya ha entrado en el séptimo mes de gestación, ha compartido con naturalidad y entusiasmo esta noticia tanto en televisión como en sus redes, convirtiéndose en inspiración para muchas mujeres que deciden ser madres más allá de los 40.
Pero más allá del éxito profesional y del revuelo mediático que suele acompañarla, Cristina sigue siendo la misma mujer que creció entre los paisajes verdes de Villalba, en la provincia de Lugo. Muy unida a su tierra natal, siempre ha mostrado con orgullo sus raíces gallegas, y en especial su vínculo con este municipio lucense que la vio crecer y que hoy presume de contar con una embajadora de lujo.
Y es que la actriz ha mencionado en muchas ocasiones su orgullo por haber crecido en esta tierra. Siempre que puede, regresa para pasar unos días en familia, desconectar y reconectar con sus raíces. En entrevistas, en redes sociales o en actos públicos, nunca ha ocultado su amor por Galicia, y ahora que está a punto de convertirse en madre, es fácil imaginar que querrá transmitir a su hijo ese mismo apego.
Villalba, corazón verde de Lugo
Situado en plena Terra Chá, Villalba es un municipio que representa como pocos la esencia de la Galicia interior: paisajes infinitos de verdes intensos, cielos limpios, ríos cristalinos y una vida tranquila marcada por la tradición y la naturaleza. Este equilibrio entre lo rural y lo auténtico hace de este un lugar ideal para reconectar con lo esencial, explicando así por qué tantos gallegos que viven lejos —como la propia Cristina— regresan a menudo en busca de sus orígenes.
Uno de los grandes tesoros naturales de la localidad es el río Magdalena, que atraviesa el casco urbano y da lugar a uno de los paseos fluviales más bonitos de Galicia. Un camino lleno de encanto y vegetación autóctona, perfecto para caminar en cualquier época del año y sentir el pulso lento de la vida rural gallega.

Lo que no hay que perderse
Villalba también tiene historia y patrimonio. En su centro se alza la Torre de los Andrade, del siglo XV, uno de los símbolos más representativos del municipio. Actualmente convertida en Parador Nacional, esta fortaleza medieval ofrece una panorámica espectacular de la comarca y es una visita imprescindible para cualquier viajero.

Junto a ella, la Iglesia de Santa María, de estilo románico con elementos góticos, invita a conocer la historia religiosa y arquitectónica de la zona. Y para quienes quieran sumergirse aún más en la identidad chairega, el Museo de la Terra Chá ofrece un recorrido por la cultura, los oficios tradicionales, la música popular y la riqueza etnográfica de la comarca.

Además, Villalba es sinónimo de buena mesa. Su joya gastronómica más conocida es el queso San Simón da Costa, de sabor ahumado y textura mantecosa, que cuenta con denominación de origen protegida y que ha conquistado paladares dentro y fuera de Galicia.

Viendo todo lo que tiene que mostrar tanto a nivel cultural, como paisajístico y gastronómico, no cabe duda de que es un lugar que encarna lo mejor del espíritu gallego: naturaleza, tradición, historia y carácter (y que merece la pena visitar).
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