Inma Núñez, la mujer de Alberto Chicote que también es su compañera de trabajo

Siempre repite lo mismo. Que a pesar de hacerse archiconocido de golpe, allá por 2012, la fama nunca mutó en pesadilla. “Me ha costado cuarenta y pico años construir una vida satisfactoria como para tirarla por la borda solo porque he cambiado de trabajo”. Ahora, sobrepasada la barrera de los 50, esas “fichas” que permanecieron inamovibles cuando dejó que las cámaras entrasen en sus cocinas siguen en el mismo lugar donde las dejó. Y más allá de las estrellas Michelin, los constantes “estamos completos” de sus restaurantes o la tele, con todo lo que ella conlleva, de lo que más orgulloso se siente Alberto Chicote es de los suyos.

A pesar de ese carácter que se gasta cuando otros faltan al respeto a su gremio, a cualquiera se le cae un mito al escucharle hablar de su intimidad. No le importó compartir hace unos años, en una charla con La Gaceta de Salamanca, el roto emocional que supuso dejar una relación sin recibir explicaciones. “Desapareció sin decir nada después de tres o cuatro años, eso me dolió muchísimo. Tiempo después, (...) mientras esperaba a que todos llegaran, me eché una llantina de campeonato y cuando terminé me sentí un hombre nuevo”, contó.

Tampoco le dio pudor verbalizar cómo gestionó su siguiente separación, en este caso divorcio. Un final que, aunque asumió como algo “doloroso”, consiguió que fuese “amistoso”. “Cuando eres capaz de mantener una conversación con alguien y decidir cuál es el mejor destino que puedes tener, las cosas van mucho mejor”, se llevó de aquella.

Todas estas experiencias fueron curtiendo a Alberto Chicote hasta que, en la madurez, con 40 recién cumplidos, se convirtió en abuelo sin tener hijos. Pero si algo le cambió para siempre fue toparse con Inma, su compañera, primero de trabajo, ahora de vida.

Alberto Chicote e Inmaculada Núñez se conocen desde 2004. Por entonces él era el chef del conocidísimo Nodo, donde su actual mujer hacía las veces de jefa de sala. Diez años tuvieron que pasar desde entonces para que, una vez forjado el vínculo sentimental, se animaron a construir juntos su propio terreno laboral, al que pusieron de nombre ‘Yakitoro’.

La experiencia más que demostrada de ambos en la hostelería les empujó a montar en 2014 su restaurante propio, un primer local que abrieron en la calle Reina, en Madrid, y al que luego siguieron el de Castellana y el Puertalsol, en pleno centro de la capital.

De esta aventura empresarial, que coincidió con el boom televisivo de Chicote, salieron con éxito gracias, en parte, a la implicación de Inma, a la que Alberto describe como “sus ojos, sus manos y su corazón”.

“La gente me decía mucho que montase un restaurante, pero para ello tienes que estar muy convencido. Fui capaz de hacerlo porque tengo a alguien que es capaz de hacer las cosas como yo sin necesidad de que tenga que estar presente. Hay que tener una estructura fuerte como somos nosotros dos. La confianza es absoluta”, defendió el año de la inauguración.

Estos tres locales son como sus hijos (no han sido padres juntos). Y de ellos es de lo que les gusta hablar. Cuando Núñez fue entrevistada por el diario El Mundo hace siete años ya demostró su intención de blindarse de todo aspecto que tuviese que ver con lo personal. Ni confirmó ni desmintió que ella y Chicote se hayan dado en algún momento el ‘sí, quiero’. Pero sí se explayó al hablar de lo que implica convivir con una persona como él.

“Cuesta un poco de trabajo adaptarse a tu nueva vida. Él lo sufre porque cuesta salir a la calle, andar, es normal, él lo toma muy bien y le gusta porque en general el público es muy agradecido y sabe comportarse”, admitió.

En estas declaraciones, de las pocas en las que hemos leído a Inma hablar en primera persona, también admitió que el tiempo en pareja es una de las renuncias que asimilaron cuando le llegó el primer proyecto para la tele. Pero quizá ahora han sabido aprovechar el que tienen mejor.

El Instagram de ambos es un diario de su historia de amor. Si vamos haciendo scroll en sus respectivos timelines podemos ver cómo han ido manteniendo esos hobbies que les hicieron querer tener una vida en común hace casi dos décadas. Porque no todo iba a ser gastronomía.

Zamparse libros y pasárselos al otro en cuanto los terminan, hacer maratones de 'Juego de Tronos', visitar museos, ir juntos al trabajo o viajar sin que haya un rodaje la mañana siguiente. Esos son sus placeres (no tan) culpables. Y sobre todo, si algo saca uno de conclusión al verles juntos, es que se quieren.

“Eres una mujer maravillosa”, insiste Chicote cada vez que va a referirse a Inma en público. Para estas cosas no hay pudor por la intimidad que valga.