Blanca Lacasa: “Que tu pareja mantenga un enamoramiento con alguien sin pasar al plano físico se asocia menos a una infidelidad”
Charlamos con Blanca Lacasa sobre su primera ficción, una novela en la que explora un enamoramiento entre dos personas que ocurre desde la imposibilidad
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A quién no le ha pasado alguna vez. O por lo menos quién no lo ha escuchado de alguien cercano: un enamoramiento entre dos personas que ocurre desde la imposibilidad. Una de ellas quizá tiene pareja o incluso no le atraen –en principio– las personas de su mismo sexo. Y sin embargo, el engranaje entra en funcionamiento y los dos, cegados por esa no posibilidad, se dejan llevar hasta que la realidad se les impone. Esa es la premisa de la que parte 'El accidente' (Libros del Asteroide), la irrupción de Blanca Lacasa en la ficción. Una autora que nos sorprendió hace unos años con su ensayo 'Las hijas horribles' y que ahora lo vuelve a hacer con esta nouvelle que nos habla de ese vértigo en los primeros compases del enamoramiento que ocurren sin darnos cuenta.
Pregunta: ¿Es el amor una especie de accidente que no vemos venir?
Respuesta: Así es. Me hacía gracia usar este símil porque todos los accidentes cuando los ves desde fuera, claramente notas que van a suceder. Pero los que están dentro no, porque si no lo evitarían. Con los enamoramientos arrebatados pasa un poco lo mismo: el que está dentro no se da cuenta de que está dentro de un accidente, pero los de fuera así. Es ese lugar en el que a veces caemos y del que es muy complicado salir ilesos. Por eso lo del accidente: llega sin que lo esperemos.
¿Cuánto pone cada parte para que suceda?
Cada parte pone mucho. Pero también está todo ese bagaje cultural que rodea el amor, es decir, el romanticismo, las etapas que tienes que ir atravesando cuando empiezas una relación con alguien, etc. En el caso de mi libro, son dos personas que se conocen y se gustan, pero cada una tiene una mochila que hace que la situación sea abordada de una forma diferente.
No solo respecto al otro, sino también respecto a nosotros mismos.
Muchas veces intentamos poner la mejor cara, algo que creo que es inevitable. Lo hacemos no solo en los procesos de enamoramiento, sino siempre que estamos conociendo a alguien nuevo. Hay algo de cortejo, de enseñar las plumas. También pasa en un trabajo nuevo, cuando llegas a una fiesta, a una nueva pandilla… Ofrecemos la mejor versión de uno mismo, pero también nos intentamos mimetizar con la otra persona para gustarle más. Hay un poco de autoengaño y, por extensión, de escamotearle al otro la realidad de quién es uno.
¿Es normal estar enganchado a esto? Es una etapa muy adictiva.
Normal no sé si es. Pero sí es fácil estar enganchado. Volviendo a la pregunta anterior, porque de repente hay una persona que nos ve con ojos de absoluto arrobo. También porque es muy divertido y adictivo ese juego de tira y afloja, donde hay un gran descubrimiento de uno mismo. Hay personas que van encadenando una relación con otra sin que eso se materialice en el tiempo.
De ahí que después vengan los malentendidos.
Es normal y natural que en las presentaciones se muestre la cara más bonita y que más se acopla a la otra persona. Pero luego surgen las naturalezas del otro; también la tuya. Eso pasa inevitablemente.
Tu libro es una historia de amor que no llega a despegar. ¿Por qué decidiste hacerlo así?
Las historias de amor no materializadas o que no siguen el recorrido que se espera también merecen ser contadas. En muchas ocasiones tienen incluso más peso que historias de amor consolidadas. Y, por supuesto, también merecen su duelo. Muchas veces parece que no tienes derecho a él, por eso quería reivindicarlas. En la vida aparecen muchas historias de la nada y se quedan ahí: es decir, no tienen un principio y un final delimitado. Hay veces que las relaciones van, vienen, se quedan agazapadas y vuelven a salir… todo es más confuso que en la ficción.
Esto hace que la protagonista se dedique a estudiar bien todo lo que ha pasado, todos los mensajes que se escribieron entre ellos para entender mejor lo que sucedió.
Cuando a uno le falta información, cuando la situación es confusa, es un poco inevitable volver una y otra vez sobre los pasos, sobre lo escrito. Es decir, clarificar la situación para aclararse a una misma. Como a día de hoy hay mucha comunicación que sucede vía móvil, hay un lugar al que acudir tanto para arrojar un poco de luz como para reafirmarse en lo que ocurrió.
¿Son infidelidades aquellas que no llegan al plano físico?
Yo no soy quién para decidirlo, pero sí que creo que cuando hablamos de infidelidad lo hacemos de una física y no de una romántica. Que tu pareja durante meses mantenga un enamoramiento con alguien sin pasar al plano físico, parece menos importante o se asocia menos a una infidelidad. Por ponerte un ejemplo: en ‘La isla de las tentaciones’ lo que molesta más es que se toquen una oreja a que tonteen. Yo no sé qué debería pesar más o menos; quizá no debería pesar nada.