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Separación

Las veces que Irene Rosales fue "más madre que esposa" con Kiko Rivera: de cortarle las uñas a vigilarle la medicación

La entrevista que Irene Rosales ha concedido a la revista 'Semana' viene cargada de titulares demoledores sobre el fin de su relación con Kiko Rivera. Uno de ellos reza: “Mi matrimonio se ha roto porque he sido más madre que esposa. Hemos sometido las palabras de la sevillana a la prueba irrefutable de la hemeroteca, y el archivo le ha dado la razón. A lo largo de su relación, Irene asumió un papel que excedía con creces el de una esposa convencional.

Irene Rosales y Kiko Rivera
Irene Rosales y su ex marido, Kiko Rivera, en una imagen de archivoEuropa Press
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En GH Dúo le cortaba las uñas a su marido

Irene Rosales cortándole las uñas a su marido

El paso del exmatrimonio por la primera edición de 'GH Dúo', en 2019, arrojó mucha luz sobre la vida cotidiana de la pareja. Los espectadores del reality se quedaron de piedra al descubrir que Irene era quien le cortaba las uñas de los pies a su marido. Por lo visto, el hermano de Isa P no sabe cortarse las uñas, y por eso era ella quien tenía que ejercer de pedicurista forzosa. "A mí mi mujer me las corta, yo no sé cortármelas”, confesaba Kiko Rivera. “Tienes las uñas súper duras, gordi”, le decía Irene mientras se afanaba en la tarea podológica. Un gesto íntimo que, aunque anecdótico, revela una dinámica de dependencia cotidiana.

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Irene le ayudó a salir de las drogas

El pasado de adicciones y excesos de Kiko Rivera tuvo un punto y final gracias a la gestión emocional y práctica de su esposa. "Gracias a Irene soy una persona nueva y una persona feliz”, contaba el intérprete de 'Quítate el Top' al hablar de su época más oscura. Irene también ha recordado aquella etapa en televisión: Yo he tenido que ver cómo a mi marido le daban temblores y ataques de ansiedad, no es nada fácil ver a tu marido así”, comentó en 'Viva la Vida'. Su papel fue el de una cuidadora que sostuvo a su pareja en los momentos más críticos.

Vigiló la alimentación de su marido

Kiko Rivera con una pizza e Irene Rosales con un plato más saludable
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La de Castilleja de la Cuesta también fue la persona que estuvo detrás de Kiko Rivera en sus procesos de pérdida de peso. Durante su matrimonio, fue ella quien se encargó de preparar menús saludables y transformar los hábitos gastronómicos del hijo de Paquirri e Isabel Pantoja. “Cocino yo porque él no sabe”, declaraba la influencer en una presentación. Tras la separación, a Kiko no le quedó otra que aplicarse y se estrenó cocinando una pizza para sus hijas. Alta gastronomía, sí, pero también un símbolo de independencia tardía.

Pendiente de la medicación

En su entrevista exclusiva con el semanario, Irene dijo otra frase reveladora: Llegó un día en el que me di cuenta de que vivía solo para los demás, los colegios de mis hijas, las pastillas de mi marido”. Con esta sentencia, Rosales deja bien claro que en sus rutinas domésticas su cónyuge era una persona más a la que monitorizar, y no un compañero de vida. Como bien dice, su rol se asemejaba más al de una madre (o el de una enfermera) que al de una esposa.

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Kiko Rivera ha confesado en más de una ocasión en sus directos que pasa demasiado tiempo enganchado a los videojuegos. Durante una época incluso se hizo ‘gamer’ y llegó a tener un canal en Twitch. A Irene no le quedaba otra que poner los ojos en blanco, respirar hondo y asumir que el hombre al que le había dado el ‘sí quiero’ se comportaba como un adolescente. Una afición que, lejos de ser un simple pasatiempo, se convirtió en una fuente de desconexión emocional.

Mediadora con Isabel Pantoja

Irene Rosales e Isabel Pantoja

Durante sus años de matrimonio, Irene Rosales también tuvo que gestionar la falta de habilidades diplomáticas de su pareja. En los primeros compases de la crisis que separó a Kiko Rivera de su madre, fue ella quien tendió puentes con Cantora para que sus hijas tuviesen contacto con su abuela paterna. La influencer también puso de su parte para que su marido no rompiese vínculos con su hermana Isa, empresa en la que, a pesar de su esfuerzo, también fracasó. Su papel como mediadora familiar fue silencioso, pero esencial.