¿Cuáles son los beneficios de aplicar leche cruda en la cara?

La leche cruda es rica en nutrientes esenciales que se mantienen intactos gracias a la ausencia de cualquier tipo de procesamiento térmico
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Las alternativas naturales a la cosmética industrial y a los tratamientos de alta tecnología para el cuidado de la piel cada vez ganan más adeptos y uno de los remedios que más protagonismo ha ganado en los últimos tiempos es el controvertido truco de aplicar leche cruda en el rostro.
La leche cruda es aquella que no ha sido sometida a procesos de pasteurización o esterilización, es decir, se encuentra en su estado natural tras ser ordeñada. Es cierto que su consumo alimentario ha sido objeto de debate por los posibles riesgos microbiológicos, pero su uso tópico ha despertado interés entre quienes apuestan por la cosmética natural, por los múltiples beneficios que puede aportar a la piel.
Los beneficios de aplicar leche cruda en la cara

Esta práctica, que según cuenta la leyenda ya se atribuía a Cleopatra, encuentra cierto respaldo científico ya que la leche cruda es rica en nutrientes esenciales que se mantienen intactos gracias a la ausencia de cualquier tipo de procesamiento térmico.
Entre sus componentes más interesantes a nivel cosmético destacan el ácido láctico, un alfahidroxiácido (AHA) natural que exfolia suavemente la piel, eliminando células muertas y promoviendo a regeneración celular, las vitaminas A, D, E y K, que son antioxidantes que ayudan a proteger la piel del daño ambiental y promueven la elasticidad, también cuenta con grasas saludables y proteínas que nutren e hidratan en profundidad, ayudando a mantener la barrera cutánea, así como enzimas y probióticos, que favorecen el equilibrio del microbioma cutáneo, que puede ser beneficioso para personas con la piel sensible o propensa al acné.
Estudios publicados en revistas dermatológicas han demostrado que el ácido láctico puede mejorar la textura de la piel, disminuir manchas y aumentar la hidratación. En particular, un estudio publicado en el "Journal of Clinical and Aesthetic Dermatology" apunta a que los tratamientos con AHAs derivados de la leche mejoran significativamente la apariencia de pieles fotoenvejecidas. Además, investigaciones preliminares sobre el microbioma cutáneo sugieren que la presencia de probióticos naturales en productos como la leche cruda puede reducir inflamaciones y brotes de acné, aunque aún se requieren más estudios para confirmar estos efectos en contextos clínicos.
El uso tópico de la leche cruda requiere una limpieza previa del rostro para eliminar impurezas, seguidamente se aplica humedeciendo un algodón en la leche cruda fría mediante movimientos circulares y se deja actuar durante unos 10 o 15 minutos y a continuación hay que lavar el rostro con agua tibia. Se recomienda repetir esta operación 2 o 3 veces por semana para no sensibilizar la piel.
Es muy importante asegurarse de que la leche proviene de una fuente fiable, es decir, que esté recién ordeñada y que se mantenga refrigerada hasta su uso para evitar proliferación bacteriana. No obstante, los dermatólogos advierten que, aunque la leche cruda puede tener beneficios, esta práctica también conlleva riesgos si no se manipula adecuadamente, ya que la leche cruda puede contener bacterias como salmonela o listeria, que aunque en raras ocasiones causan problemas en uso externo, pueden representar un riesgo en personas inmunocomprometidas o si hay heridas abiertas en la piel.
