Cristina Eguren, dermatóloga: “La piel no se clasifica en piel seca, normal o grasa”
La dermatóloga Eguren desmonta la clasificación clásica de la piel y explica por qué necesitamos etiquetas más reales y menos confusas
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No será la primera vez ni la única que has acudido a comprarte una crema o un sérum a una droguería y la dependienta te ha preguntado: ¿Cómo tienes la piel: normal, seca o grasa? Error. Y cuando acuden a la consulta del dermatólogo a pedirle consejo, se sorprenden porque llegan convencidas de que su piel es seca, normal o grasa. Lo tienen tan interiorizado que no entienden por qué no encajan en ninguna de esas tres etiquetas. La dermatóloga Cristina Eguren lo tiene claro. “A principios del siglo XX, pioneras en la industria cosmética como fueron Helena Rubinstein y Elizabeth Arden realizaron una categorización sencilla de la piel en seca, normal o grasa para ayudar al consumidor a elegir su producto cosmético”, cuenta. Aquello facilitó mucho las cosas en su momento, pero hoy, con todo lo que sabemos sobre la piel, se queda corto.
La doctora explica en uno de sus post de Instagram que esta clasificación tan popular “es una simplificación máxima que, si bien puede ayudar al consumidor a pie de lineal a elegir un producto u otro, también puede llevar a la confusión en varios sentidos”. No es que esté mal pensada, simplemente pertenece a otra época: "La piel no se clasifica en piel seca, normal o grasa".
Mucho más que grasa o no grasa
El gran fallo de esta clasificación es que se basa únicamente en un parámetro: la producción de sebo. Según este sistema, “la piel grasa sería aquella con un exceso de producción sebácea”, mientras que “la piel seca sería aquella sin un exceso de producción sebácea”. La piel normal queda en medio, sin demasiado misterio. Y la mixta mezcla zonas grasas y zonas más secas.
El problema aparece cuando intentamos aplicar esto a la vida real. Hay pieles que producen grasa, pero se sienten tirantes. O pieles aparentemente secas que, en realidad, están deshidratadas. Y aquí es donde comienza la confusión. “El mayor problema de la clasificación en grasa, normal, mixta, seca es que mezcla la grasa con la hidratación y eso confunde totalmente al consumidor”, explica la doctora. Porque, como plantea ella misma, si alguien nota la piel tirante, “¿eso qué es, seca o deshidratada?”.
Además, la dermatóloga Eguren recuerda que, para clasificar bien una piel, hace falta mirar más cosas. La dermatología actual tiene en cuenta varios factores, como la producción de grasa, la capacidad de mantener la hidratación, el grosor de la piel e incluso el fototipo, que mide “la capacidad de producción de melanina desde el I (piel muy blanca que no se broncea) hasta el VI (piel negra que nunca se quema)”. Una visión mucho más completa.
Todas las pieles son mixtas en cierta manera
Aquí llega otra de las grandes curiosidades que nos ha descubierto de la doctora a través de su perfil de Instagram, donde acumula más de 100 mil seguidores. “Todas las pieles son mixtas”, afirma. Todas, sin excepción, tienen más y mayores glándulas de grasa en la zona central de la cara. Esa zona produce siempre más sebo que las laterales, por lo que la idea de una piel completamente uniforme es más un mito que una realidad.
Y luego está la piel grasa deshidratada, que es muchísimo más común de lo que pensamos. Personas que tienen exceso de sebo, pero una barrera cutánea que no retiene bien el agua. Según el sistema tradicional, ¿cómo se clasifica esto? ¿Grasa? ¿Seca? ¿Mixta? No hay una respuesta clara, y de ahí vienen tantos errores al elegir productos. “Aquí empieza el lío que lleva a la confusión y a la incorrecta elección del producto”, subraya Eguren.
Al final, la dermatóloga lo tiene meridianamente claro: “Es momento de que la industria cosmética se apoye en la Dermatología para superar la simplificación de piel grasa-normal-seca y pueda utilizarse un etiquetado que oriente al consumidor en la elección de su producto sin llevarle a la confusión”.
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