Por lo general, vemos a la reina Letizia y a doña Sofía mantener una relación cordial. Pero más allá de los rumores, episodios como el ocurrido en 2018 frente a la Catedral de Palma, es innegable que entre ambas mujeres la relación no es tan buena como les gustaría. Que no puedan disimular hasta qué punto están en descuerdo, de tal forma que quede recogido por las cámaras de los periodistas, es una prueba irrefutable de ello. Lo que muchos se preguntan es si han tenido una mala relación desde que, allá por 2003, se anunciara el compromiso entre la actual reina y el entonces príncipe Felipe. O si, por el contrario, ha ocurrido algo en estos años que haya provocado la falta de entendimiento.
No hay duda de que la reina Letizia y doña Sofía son dos mujeres con caracteres opuestos. Lo que las define es, precisamente, lo que hace que unos las aplaudan y otros las critiquen. Pero sin entrar en este tipo de valoraciones, lo cierto es que cuando dos personas son tan diferentes, lo esperable es que la afinidad entre ellas brille por su ausencia.
La reina Letizia ya nos dio una gran pista de su carácter cuando hizo su primera aparición pública como prometida del heredero a la corona. Su “Déjame terminar” ante todos los medios de comunicación ha hecho historia, y con él supimos que nos encontrábamos ante una mujer firme, decidida y sin reparos a la hora de expresarse públicamente. Con el tiempo, además, hemos sabido que doña Letizia es muy perfeccionista (para algunos en exceso) y, en ocasiones, muy rígida en sus rutinas diarias, tanto personales como en las que atañen a su papel de reina.
Doña Sofía, por su parte, siempre ha hecho gala de un carácter prudente y discreto, con una timidez que la ha llevado durante décadas a ocupar un segundo plano en la corona. Si bien estos rasgos de personalidad han facilitado que siempre se la vea impecable, también la ha dibujado como una mujer que ha mostrado demasiada tibieza en ocasiones en las que nos hubiera gustado conocer mejor cuál era su postura.
Ser tan distintas no les impidió durante años mantener una relación cordial, hasta que se produjo un cambio que, al parecer, propició el distanciamiento. Los más cercanos hablar de que se trató del nacimiento de Leonor y Sofía. Doña Letizia ha querido desde el primer momento aportar su forma de ver la vida a la corona, intentando en la mediada de lo posible separar la parcela profesional de la personal. Esto es algo que, como bien sabrás, muchos ven con malos ojos.
Aunque lo esperable era que las niñas estuvieran disponibles en cualquier momento para la prensa, y que su vida fuera tan pública como lo fue la de su padre, Letizia optó por limitar al máximo su exposición mediática. Y eso, al parecer ha repercutido en la relación de doña Sofía con sus nietas, ya que no las ha visto tanto como le hubiera gustado y tuvo, sobre todo cuando las niñas eran muy pequeñas, las visitas restringidas. Esto empeoró de manera significativa la relación con su nuera, aunque todo apunta a que, ahora que sus nietas han crecido, pueden verse con mayor libertad y eso irá poco a poco suavizando las asperezas entre las dos.