El entorno familiar que apoya a Mónica García de Más Madrid: padre psiquiatra, marido anónimo y tres hijos

En un año en el que el mundo se ha puesto patas arriba y la situación de nuestra Sanidad es noticia día tras día a causa de una pandemia que ha trastocado la vida de todos, el partido político Más Madrid tomaba la decisión de apostar como futura alcaldesa de la capital a una sanitaria del Hospital 12 de Octubre que ha vivido en su propia piel los momentos más complicados de la crisis del coronavirus. "Voy a poner alma, corazón y cerebro para curar Madrid. Me llamo Mónica García, tengo 47 años, soy médica de la sanidad pública y quiero ser presidenta de la Comunidad de Madrid", era su carta de presentación a los madrileños, que elegirán el futuro que quieren para su ciudad el próximo 4 de mayo.

Mónica García creció junto a su familia en un piso del madrileño barrio de Ibiza. Sergio García Reyes, su padre, se dedicaba a la psiquiatría en el actual Hospital Universitario Gregorio Marañón. Una vocación y profesión que compartía con su mujer, fallecida en 2006, a quien recuerda Mónica en redes en ocasiones puntuales.

Militante por el Partido Comunista, entidad por la que llegó a ocupar un puesto en la primera legislatura de la Asamblea de Madrid, este médico activista acude a arropar a su hija en algunos de sus mítines. “De él he aprendido muchas cosas, pero sobre todo el sentido del humor y el uso terapéutico de la risa. Y su versión más saludable: reírse de uno mismo”, afirmaba en un post de Instagram.

Como suele ocurrir con la mayoría de los políticos, esta anestesista mantiene alejado del foco mediático a su pareja. Solo su círculo más íntimo conoce su identidad. Futo de esta relación tiene tres hijos, dos niños y una niña, de quienes se acordó en esta agitada campaña política, asegurando que está ‘empeñada’ en dejarles “un mundo más justo y una sociedad mejor”.

“Yo quiero que mis hijos estén conmigo o con su padre, por eso muchas veces me veo trabajando por la noche. Actualmente no hay conciencia de que la conciliación consiste en renunciar”, aseguraba Mónica, que recordaba que “la vida laboral es muy larga y el cuidado de los menores muy corto”. “Lo quiero aprovechar, si con eso me pierdo cosas, pues me las he perdido, no tengo ningún problema”, reconocía.

“Lo que me parecía fundamental era no dedicarme a la política en exclusividad porque no es mi terreno, mi casa es el hospital. También es importante para tener un marco de realidad, porque cuando haces política te desconectas un poco”, explicaba su modo de ver la política en una entrevista. “En mi caso, como estoy haciendo sanidad, tener un pie en el hospital y tener un pie en la asamblea me parece fundamental para mantener un equilibrio y tener una opinión más amplia de cuáles son los problemas”.

Y sin duda para ella, al igual que el resto de profesionales sanitarios, el momento más duro de su carrera profesional fue durante los primeros meses de la crisis de la COVID-19 en España. “Es de las cosas que emocionalmente más no van a pasar factura”, tiene claro Mónica, que calificaba como “insólita” esta situación. “No nos la podíamos imaginar ni en el peor de los escenarios. Teníamos la sensación real de que nos estábamos dejando a gente fuera. Hasta ahora no habíamos dejado nunca a nadie fuera porque tenemos un sistema universal y básicamente estamos acostumbrados a que nuestros hospitales atiendan a todo el mundo”, señalaba la candidata al ayuntamiento por ‘Más Madrid’ en ‘Eldiario.es’.