Esclerosis múltiple y embarazo: María Pombo tendrá que seguir un tratamiento específico antes de ser madre

  • En menos de tres meses, María Pombo ha descubierto que está embarazada y que padece esclerosis múltiple

  • ¿Cómo le afectará a esta etapa premamá? ¿Qué tratamiento especifico es compatible con el bebé?

  • Hablamos de su caso con la Asociación de Esclerosis Múltiple de Madrid

María Pombo tiene esclerosis múltiple. Tras un mes y medio de espera, la influencer ha confirmado esa sospecha que rondaba su cabeza desde que comenzó a notar unos extraños hormigueos en el cuerpo. El destino ha querido que su primer contacto con la enfermedad coincida con el embarazo del que será su primer hijo. ¿En qué afectará esta situación al tratamiento que iniciará a partir de la semana que viene?

Desde el principio decidió tomárselo con optimismo. Tener en casa el ejemplo de su madre, a la que le diagnosticaron esta patología hace ya veinte años, le ayudó a asimilar esta "mezcla de sentimientos" con la que se ha topado en cuestión de semanas. En sus últimos stories, la joven de 25 años explicaba los inconvenientes obvios de esperar un bebé en estas circunstancias. Pero en divinity.es hemos querido ir más allá y resolver algunas dudas sobre esta desconocida enfermedad.

¿Qué es la esclerosis múltiple y en qué va a cambiar la vida de María Pombo?

Antes de ahondar en el tratamiento específico al que se someterá María Pombo, cabe señalar que la esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune que ataca al sistema nervioso central. En casos como este, las defensas consideran a la mielina (que es la capa que envuelve las fibras nerviosas) como un agente extraño, atacando a las neuronas y creando lesiones en el cerebro y la médula espinal.

Una vez diagnosticada la enfermedad, la idea es actuar a través de fármacos y de tratamientos neuro-rehabilitadores (como fisioterapia o terapia ocupacional) que permitan que la señal del estímulo nervioso pase nítidamente de neurona a neurona y evitar que estos daños vayan a más. Plantearse cuál será la evolución es imposible, de ahí que se le llame "la enfermedad de las mil caras". En el caso de ella, al haberlo detectado con tiempo, lo habitual es que, tras aquel síntoma de debut que fueron los hormigueos y la sensación de mareo, se recupere la normalidad si se siguen las indicaciones médicas de forma correcta.

Hay entre 13 y 14 tratamientos que se pueden llevar a cabo en función del tipo de lesión, de los síntomas o de en qué punto se ha detectado. Sin embargo, de todo este abanico de opciones, solo dos son aptos para embarazadas.

¿Qué tratamiento podrá seguir la influencer para compatibilizarlo con el embarazo?

Desde la Asociación de Esclerosis Múltiple de Madrid insisten en que hay estudios recientes que indican que la gestación se lleva con normalidad durante la enfermedad. "No hay evidencias de que existan más riesgos. Ni deriva en malformaciones en el feto, ni en un embarazo menos llevadero, ni en complicaciones en el parto", nos explica Mayte Aldudo, responsable de comunicación de la ADEMM.

Estamos hablando de una enfermedad que afecta en un 70% a mujeres de entre 20 y 40 años, por lo que la presencia del embarazo es algo que siempre está ahí. Lo habitual es que la gestación sea una decisión planificada con el neurólogo y que, una vez que se decida tener un bebé, se paralice el tratamiento y se retome una vez finalizada la fase de lactancia. Pero en María Pombo se ha dado la casualidad de que ambas noticias han llegado de golpe.

Al decidir iniciar el procedimiento paralelamente a su etapa premamá, desde la Asociación aseguran que "existe un tratamiento autorizado y otro que se ha demostrado que no afecta al feto". En ambos solo se recurre a fármacos de primera línea, los menos agresivos contra la enfermedad, porque se han demostrado que son más favorables y seguros durante el embarazo, a la vez que son efectivos para controlar el avance de la esclerosis. Los de segunda línea, que son los más habituales para tratarla por su eficacia, son "claramente incompatibles".

Además, es normal que las secuelas de la enfermedad se minimicen o desaparezcan durante la fase gestante porque "el embarazo es una situación excepcional en el cuerpo, el sistema inmune se prepara para no rechazar un cuerpo extraño, tiene sus propios mecanismos". "Aunque puede notar síntomas, es un periodo en el que está más protegida ante un nuevo brote de esta enfermedad", aseguran desde la Asociación.

Y después del embarazo, ¿qué?

Tras esta etapa, en la que queda claro que la enfermedad no tiene por qué tener implicación con el buen discurso del embarazo, viene el postparto. Y aquí sí que es habitual que se produzca un brote. "En su caso no debería tener problemas. Cuanto antes se empieza con el tratamiento, antes puede romper el ciclo natural de deterioro de la enfermedad", nos orienta Mayte Aldudo.

La ADEMM, además, insiste en que el "panorama ha cambiado muchísimo", algo que María Pombo repite con bastante asiduidad al hablar del caso de su madre: "Antes había que esperar a que hubiese dos brotes y el daño se iba acumulando. Ella, desde que notó el primer síntoma, comenzó a buscar más específicamente para asegurarse de qué tipo de enfermedad desmielizante tenía y afinar el tratamiento personalizado para actuar". Gracias, María, por dar visibilidad (y mucho optimismo) a este enfermedad tan invisible.