La desconocida vida privada de Esther Arroyo: veinte años de relación con Antonio Navajas y dos hijos

  • La actriz ha encontrado en sus momentos más complicados el apoyo de su marido y sus dos hijos

Esther Arroyo saltaba a la palestra después de alzarse con el triunfo de Miss España en 1990. La gaditana lograba ponerse en la cabeza la ansiada corona y cogía el relevo de la también conocida Raquel Revuelta, una época muy especial que recordaba entre risas en el programa 'Viva la vida'. Desde ese preciso momento, la modelo se convertía en una de las personalidades más demandadas de los photocalls, las pasarelas, los programas de televisión y las portadas de las revistas del corazón y moda. Enamorada de la interpretación, quiso enfocar su trayectoria profesional en la actuación y la comunicación con gran tino.

Sin embargo, su vida se frenaba de golpe un 10 de octubre de 2008. La actriz sufría un grave accidente en la carretera que le provocaría graves e irreparables secuelas. Todo ocurría cuando iba con unos amigos, entre los que se encontraban Ana Torroja, a pasar unos días a Santander. De forma inesperada chocaron contra una furgoneta y uno de los componentes del grupo perdía la vida al instante. El resto sobrevivió, pero con lesiones graves. Quien peor salió de este percance fue la presentadora, que estuvo a perder la vida y una pierna. Después de muchos meses soportando dolores y duros ejercicios de rehabilitación, la miss fue recuperándose con el pánico a postrar su cuerpo en una silla de ruedas el resto de su vida. Un nuevo punto de partida que marcó para siempre su carrera y en los que tuvo el apoyo incondicional de Antonio Navajas, su marido, y sus dos hijos.

“20 años se dicen pronto, pero muchas cosas pasan. Nosotros en este tiempo hemos vivido tsunamis, accidentes y ahora pandemia, entre otras cosas”, recordaba algunas de las situaciones más trágicas que han vivido las últimas dos décadas en un post en el que le felicitaba por su cumpleaños. “Pero lo que más hemos hecho es reír. Es un hábito que no perdemos. Esto nos mantiene a salvo en los peores momentos”, se quedaba con el lado más positivo de todo lo acontecido y adjuntaba una fotografía en la que aparecen abrazados sonriendo a cámara. “Así que por muchos problemas que pasemos, yo quiero otros 20 más a tu lado, porque en breve nos toca algo maravilloso y lo mejor de todo lo que pasa siempre es compartirlo contigo”, concluía con estas románticas palabras.

Antonio no se quedaba callado ante tal dedicatoria y reaccionaba a este post. “Ha sido un placer pasarlos a tu lado. Los mejores años de mi vida… quiero más”, aseguraba igual de enamorado. Toda una declaración de amor que consiguió el aplauso y los elogios de sus amigos y seguidores, que también han dejado sus mensajes. “Qué bonito, cielo. Felicidades a los dos y al cumpleañero. Feliz vida, parejón”, escribía Elsa Anka. “Pedazo de escrito. Pues estos sentimientos no se los llevas ni una ventolera de levante de tarifa. Felicidades pareja, por otros 20 más”, era otro de los cientos de comentarios de admiradores que se pueden leer en el tablón.

Esther Arroyo tuvo la fuerza de su familia en sus momentos más complicados

Aunque ha tenido que hacer frente a multitud de problemas y dolorosas decisiones, como vender todas sus pertenencias –incluida la casa donde vivían- para poder costearse sus tratamientos, Esther no ha perdido la sonrisa ni la esperanza, teniendo como principal bastón en los peores momentos a su pareja y sus dos hijos, Francisco José y Ainhoa. “Mi marido ha aguantado carros y carretas, algo que yo no hubiera podido soportar en caso contrario”, garantizaba en una entrevista para Diez Minutos. “Él ha sufrido menos dolores físicos que yo, pero verme sufrir ha sido duro y eso nos ha unido más. Te diría que estamos pasando una luna de miel”.

Respecto a sus hijos, en esta misma entrevista, la actriz comentaba que sus retoños han vivido de distinta forma. Mientras que el mayor, fruto de su relación con el doctor Francisco Mayor, ha sido más consciente de todo lo que ocurría en su casa porque “es más adulto de lo que le corresponde por edad”; la pequeña lo pasó peor y todos los obstáculos “le han marcado su carácter”, según contaba a la misma cabecera hace unos años. “Ha sufrido todos los cambios (...) Es muy mimosa y ahora intento hablar con ella porque no quiero que crezca con miedo”.